24.2.06

Y evoluciona el hombre

Se apuntala el planeta.
El sol se derrite, la luna se agrieta.
La lluvia destiñe.
Riñen el trueno y la tormenta.
Se extingue el aroma, la brisa se encierra,
los ríos son cloacas que se chuta la tierra.
Y el desierto avanza con la boca abierta,
nubes con corazas, la selva en macetas.

Y evoluciona el hombre:
conquista, construye y no respeta,
colecciona desastres que dejará de herencia.
Su justicia, su paz, su libertad
se ensucian, se negocian, se compran, se venden.
Estudios, trabajo, rutina perpetua
políticas de barro, religiones yermas.
Y guerras con sus negocios de cultivos de miseria
privilegios que tocan fondo y con odio se alimentan.
La razón pierde el control, la tragedia entra en escena
y corre la solución porque le apedrea el problema.
Dictaduras que duran y no se estropean
democracia con gracia, pues que no te vean.

La vida es un charco que un día cualquiera, sin más, se seca.
El tiempo, viejo y sabio, arruga sin piedad pellejo y conciencia.
La muerte eterna, puntual, de ventaja nos da una vida entera.
La puedes esquivar, pero al final nos besa.
Y otro peldaño de esta escalera
que son los años y lo que les cuelga.

Todo gira entorno al capital: fábrica de pobres.
La dulzura se hace amarga, y la verdad, ¿por qué se esconde?
La ciencia se vuelve a columpiar, la mente zozobra,
la virtud tiene defectos y a la amistad el interés le sobra.
Se cocina otro atraco a la entidad de los sueños rotos
y baila el jodido bienestar, sólo para unos pocos.
Y a los demás, penas y pan duro.
Y a los demás, que les den por culo.

(Sínkope)

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