28.1.07

Tropecé de nuevo con la misma piedra

Es el estribillo de una conocida canción de Julio Iglesias, pero podría aplicarse al estribillo de una canción que narrara mi vida. Supuestamente el hombre, en cuyo conjunto me incluiré por simples razones biológicas, es el único animal con capacidad de razonamiento y de análisis. Análisis de situaciones, adversas o no, para aprender de ellas, evitar repetir las negativas y tratar de hacerlo con las positivas. Pero también se dice que el hombre, y sigo sin excluirme de ese conjunto, es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y ahí es donde entro yo, animal en el más amplio sentido de la palabra, capaz de cometer los mismos errores una y otra vez. Y no es que no quiera aprender, pero cuando uno hace las cosas como cree que debe hacerlas, de corazón, lo último que espera es sentirse engañado, estafado. Teóricamente la experiencia sirve, o así debería ser al menos, para aprender del pasado, ver las actitudes que han reportado algún bien en otra ocasión y las que no aportan nada positivo, más bien al contrario. Y he aquí que yo, teóricamente una persona con capacidad de análisis, inteligente y observador, entre otras muchas cosas que no vienen al caso, caigo una y otra vez en las actitudes que en el pasado no me aportaron nada bueno.

¿Qué solución tiene esto? ¿Acaso tiene solución? ¿Lograré aprender la lección de una vez por todas? Quizás lo peor de todo esto sea darle la razón a Julio Iglesias para que siga cantando sus antiguos éxitos.

10.1.07

El jefe

Hoy, por fin, ha nacido el hijo de mi jefe, que se llama Adrián. El hijo, no mi jefe. El crío me ha estropeado la porra que había sobre el día del nacimiento, en la que yo había puesto el día 13 de este mes, coincidiendo hábilmente con mi cumpleaños. Pero se ha adelantado, echando por tierra de este modo mis dotes adivinatorias, tan escasas por otro lado. Todo ello ha conllevado que Raúl (que ese sí es el nombre de mi jefe) haya tenido que salir corriendo dejándome a mí, el técnico conocido como Fermín, al mando de la nave. ¿Es eso aconsejable? No lo tengo claro del todo, pero así ha sucedido.

Mi primera decisión como jefe ha sido la de bajarme con los compañeros a desayunar. Allí hemos empezado a vacilar a Alfonso, camarero del mesón La Oreja, bar en el que, si uno permanece durante más de media hora seguida, puede tener la absoluta certeza de salir oliendo a fritanga. Al principio, dado que íbamos a pedir todos bocadillos, nos ha advertido de que no le quedaba bacon. Así pues, he pedido un bocadillo de bacon con queso, broma que han seguido mis compañeros. Así que nos ha dicho que no nos preocupáramos, que le diéramos dos minutos, tras los cuales ha aparecido el carnicero del Caprabo de enfrente con bacon. "Venga, entonces qué queréis". "Bocadillo de lomo con queso", he dicho yo, lo que han seguido todos estos.

De vuelta en la oficina, he procedido al reparto de trabajo entre mis compañeros, con mayor o menor dificultad de encajar las rutas. La mañana ha transcurrido tranquila. Aburrida más bien, si no fuera por el aluvión de llamadas que he recibido a partir de la una y cuarto de la tarde. Quizás la gente no supiera que me podían llamar también antes de esa hora. Las he solventado con mayor o menor acierto y me he ido a comer. Y ha sido por la tarde cuando me he encontrado con el mayor problema.

Por todos es conocido que los ordenadores dan problemas. Todo tipo de problemas. De diversa gravedad. Hay errores subsanables, otros en los que hay que formatear el disco duro, perdiendo así los datos existentes. Errores en los que hay que tirar directamente el disco duro a la basura más cercana. Pero nunca me había encontrado con un error así. El técnico que estaba en la tienda ha hecho una foto de lo que ponía en el visor, puesto que ni yo ni los que estaban a mi alrededor terminábamos de creerlo. Bueno, es que ni siquiera empezábamos. Gran sorpresa hemos tenido cuando he recibido la siguiente fotografía en el teléfono móvil:





¿Cómo se soluciona ese problema? ¿Hay que llamar al técnico o al exorcista? ¿Tendremos que llevar en el maletín de las herramientas un bote de agua bendita junto al de 3 en 1? ¿Un crucifijo al lado de los destornilladores y alicates? ¿Tendremos que gritar en mitad de la tienda aquello de: "En el nombre de Dios, sal de esa cpu"?

6.1.07

Mensajes navideños

La época navideña es una de las más prolíficas a la hora de mandar mensajitos de móvil. Es bastante normal, durante la cena del día 24, la comida del 25 y la cena del 31 (de diciembre, obviamente) comprobar cómo se colapsan las líneas de mensajitos de felicitación. Si además uno es alguien popular, como es el caso, pues puede correr el riesgo de darle la cena a los familiares y/o resto de comensales. Pasadas estas fiestas, que a unos les gustan y a otros no, paso a transcribir aquí algunos de esos mensajes:

El escatológico: Ojalá que las pulgas de mil camellos egipcios infecten el culo de quien intente joderte el 2007 y que sus brazos sean tan cortos que no puedan rascarse. Éste fue el primero que recibí y el único que me puse a mandar a todos mis conocidos. Es un mensaje un tanto atípico por sus formas un tanto burdas, quizás por eso fue el que más me gustó.

El futbolero: Feliz Navidad, pon en tu vida a un abstemio para que conduzca por ti, a un ex-fumador para que no mangue el tabaco y a uno del Real Madrid para que sufra por ti. Visto como está el Madrid últimamente, podemos aceptar este mensaje como cierto. Hay que aprovechar, para una vez que se puede.

El político: En estas navidades ZP te recuerda que si fumas a la puta calle, si bebes, sin puntos. Si corres, a la cárcel. Si eres gordo, a régimen. Las corridas, sin toros. Las otras corridas, con condón. El fútbol, sólo del Barça. La Navidad, sin Belén. Sólo gobernamos pensando en cómo darte por culo, que para eso lo hemos legalizado. Éste lo recibió mi hermano, aunque posiblemente el destinatario real fuera o fuese el famoso Carmelo, dado que el número del remitente era desconocido. Y bueno, aunque hay cosas que las veo cogidas con pinzas y un poco forzadas y otras que directamente me parecen falsas, me resultó, al menos curioso.

El graciosillo: Feliz Semana Santa de parte de la asociación de Alzheimer y un gran 1984. No me acuerdo de tu nombre pero creo que me caes bien. Feliz verano. Este es el tipo de mensaje chorra que me gusta. De hecho, es tan chorra que no merece la pena ni comentarlo.

El típico: El puticlub Lovely le desea feliz año nuevo a sus mejores clientes. Firmado: Toñi, Juana, Agatha, Merchi y todas las que trabajamos para ti. Cuando me llegó éste, tanto mi padre como mi hermano me hicieron una suculenta oferta económica, que para cobrarla debía bajar a la casa del vecino del sexto, famoso en el barrio por las compañías que frecuenta, y decirle que ese mensaje era para él. Finalmente no cobré ese dinero.

El marbellí: Operación Mula-Buey: El alcalde de Belén detenido por recalificar el portal. Los Reyes Magos están implicados. Incautados maletines que llevaban los camellos. El niño nacerá en un portal de 30 metros cuadrados. Feliz Navidad. Si se tratara de una película, podríamos decir que es un remake de lo vivido este año en Marbella, pero con otros actores. Habría que ver quién hacía de Julián Muñoz, también conocido como Cachuli.

El considerado: ¡Feliz año! Sé que es demasiado pronto, pero conozco a tanta gente guapa, rica y sexy que empiezo por los pobres, desgraciados, maricones, alcohólicos y degenerados. Evidentemente, éste lo recibí el día 25, cuando quedaba todavía una semana para el final del año y me pareció gracioso, aunque no me deje en muy buen lugar.

El colectivo: San José, la Virgen María, la mula, el buey, la asociación protectora de animales de Galilea, la asociación de vecinos de Belén, el niño Jesús, los Reyes Magos, los pajes, los camellos, su puta madre, mi suegra, mi mujer, los niños y yo, todos te deseamos un feliz año 2007. En este mensaje echo en falta al padre de Domingo Ortega, pero supongo que no habría llegado a la felicitación porque estaría en un atasco en la M-30 de Gallardón.

El poético: Estas navidades Papá Noel se ha vuelto loco... se quiere follar al reno, al enano y al que tiene el móvil en la mano. Como diría el Dr. Maligno en Austin Powers 2: "Es todo un poeta".

El alcohólico: Brindo porque estas fiestas nos traigan felicidad. Dambién brindo pod un próspedo año duevo. Grindo dambién dorque dengamos buuuuchos essitosss... Y buidadín gon da garretera, eeeh, buchachoooss... hip.. zi guebes no gondusgas. Gringo odra vess borgue zi!! Geliz Annio!! Otro bayantinez!! Claro homenaje al sketch de Fernando Esteso anunciando el coñac La Parra en el que, a medida que iba probando dicho coñac, iba entrando en un estado etílico cada vez más agudo.

El fantasmón: Cuando era pequeño me dieron a elegir: tener una gran polla o tener buena memoria, y como ahora no me acuerdo si te he felicitado las fiestas, pues feliz 2007. Eso habrá que verlo, que estará pensando alguna (y/o alguno).

El económico: Consejo inversor del año: Tatúese un euro en la polla y disfrute de cuatro ventajas: 1. Verá cómo crece su inversión; 2. Disfrutará tocando su dinero; 3. No le importará que su mujer se coma sus ahorros; 4. Sólo usted decide dónde colocarlo. Siempre pensando en usted le saluda su asesor de inversiones. Feliz año. Esto es lo que deben estar pensando los que metieron su dinero en el Fórum Filatélico: "¡Ay, Manolo, si te hubieras tocado los huevos en vez de meter el dinero ahí...!"

5.1.07

La fiesta de los niños

Hoy es el día de Reyes (y no me refiero precisamente al futbolista del Madrid). Más bien es la noche, puesto que el día en el que se disfrutará plenamente de los regalos será mañana, día 6. Pero toda la parefernalia que se monta para esta celebración se desarrolla hoy: calles cortadas, multitudinaria cabalgata, centros comerciales abarrotados de gente que deja, como buenos españoles, todo para última hora...

Pero si por algo se caracteriza este día, o esta noche, es por los niños. Por la ilusión que despierta en ellos la idea de que tres tipos venidos de Oriente se cuelen en su casa con el sano propósito de dejarles los regalos que les han pedido previamente por carta. Y hay que reconocer que es una fiesta entrañable por el sencillo motivo de ver las caras de los más jóvenes, la ilusión que llevan implícita cuando abren cada uno de los regalos. Es un momento mágico, que hace que cuando vamos creciendo y descubriendo la realidad de las cosas, se recuerde con nostalgia y con cierta envidia.

Pero lo que realmente me llama la atención de todo esto es cómo se vuelca todo el mundo con ello, como si realmente estuviéramos todos invadidos por la misma ilusión. Cientos de "mayores" llevando a los más pequeños a la cabalgata, alentándoles, jaleándoles contribuyendo de este modo a su nerviosismo, poniéndose casi más nerviosos que los propios niños. ¿No será que en realidad la ilusión de los niños es una tapadera, una excusa para poder volver todos un poco a la infancia? Si resulta que al final no vamos a ser tan malos después de todo....