28.12.05

¿Hasta la próxima?

Ayer, caminando por la calle, pude ver a dos ancianos felicitándose la Navidad. Debían ser dos conocidos del barrio, acostumbrados a verse habitualmente en sus paseos, en su vida cotidiana. Y, dada su avanzada edad, no pude evitar que un pensamiento triste asomara a mi mente: ¿Sería esa la última vez que se podrían saludar?

De camino al coche seguí divagando sobre el tema, hasta que me puse yo en la piel de los ancianos. Es decir, empecé a pensar en que fuera yo el que no pudiera saludar a nadie al día siguiente por no estar aquí. Aunque remota, es una posibilidad. Y lo que más me dolía de ese pensamiento, era que los que se quedaran o quedasen aquí no supieran hasta qué punto eran importantes en mi vida porque mi orgullo no me dejaba decirlo. Por eso, en muchos aspectos, hay que aprovechar el momento como si fuera el último, porque llegará un momento en que, efectivamente, será el último. Lo malo es que no sabemos cuándo sucederá.

13.12.05

Sexo (puro y) duro

Durante la semana, mientras desempeño mis funciones laborales, he de desplazarme en coche de un lado para otro de la ciudad, como muchos sabréis ya. En esos trayectos, para amenizar los más que comunes atascos que tengo que sufrir, escucho en la radio una emisora de rock que se llama Rockservatorio FM. Hoy, entre bocados que le estaban dando al queso, lomo, chorizo y demás manjares, han puesto una canción de un antiguo grupo alicantino llamado Badana que trataba sobre las mujeres, a las que no dejaban en muy buen lugar.

Y ahí ha estallado la movida. La eterna y absurda lucha sobre qué sexo es mejor. Que si unos piensan con el miembro viril, que si las otras son unas arpías y demás tonterías similares han llenado los siguientes minutos de emisión. Y eso es algo que nunca entenderé. Porque supongo yo que los que esgrimen esos argumentos, tendrán pareja, o tendrán padre y/o madre. ¿Entrarán todos ellos en esa afirmación? ¿No se puede estar contento y orgulloso del sexo de cada uno sin tener que caer en menospreciar el otro?

Por la parte que me toca, me parece muy injusto decir aquello de "todos sois iguales", porque ello supone compararme e igualarme con personas que me parecen totalmente deleznables. Aunque, por otro lado, si todos somos iguales, como muchas mujeres se cansan de repetir, ¿por qué esas mujeres no pueden estar sin un hombre al lado?

11.12.05

El Mundial de España

Ya estamos otra vez igual. Si cada año la Navidad nos visita de manera implacable, no menos común es la visita de la euforia desmedida, aunque esta vez es cada cuatro años. Cada vez que hay un Mundial de fútbol y juega España, algo que desde 1978 ha ocurrido siempre. Y es que no importa el grupo que nos toque o las dificultades que se hayan pasado para clasificarse: nos vemos campeones antes de jugar.

Este año lo tenemos fácil: Arabia Saudí, Ukrania y Túnez son los escollos que deberá superar en primer lugar "el equipo de todos" en su camino hacia la gloria, o lo que es más probable, hacia cuartos de final. Allí vendrá cualquier selección y nos echará a la calle, y entonces volveremos a leer y ver en todos los medios el nombre de un árbitro que será tildado de verdugo del equipo nacional y será nombrado enemigo del pueblo. Se dice que la Historia está para aprender, pero parece ser que en fútbol la historia está para repetirla hasta la saciedad. De otro modo no puedo entender cómo, durante el sorteo de los grupos, en una emisora de radio en la que suele participar un antiguo jugador del Betis, sale éste diciendo que ojalá que nos toque Holanda, que nos viene muy bien su juego. ¡¡Holanda!!

Parece que la gente tiene muy poca memoria, y no recuerda que en un grupo integrado por Serbia y Montenegro, Bosnia, Bélgica, San Marino y Lituania hemos tenido que recurrir a la repesca para poder estar en el torneo. Y no contentos con eso se permiten el lujo de desear que nos toque Holanda, una selección que, a pesar de no haber estado en el Mundial anterior, tiene mucho más fútbol que nuestro equipo y que nos puede hacer un roto muy grande. No sé qué se mete este señor, pero quiero un poco, porque se debe ver la vida mucho mejor de como es en realidad.