19.11.06

Adivina adivinanza

Ayer iba caminando por una céntrica calle madrileña y me detuve ante un escaparate. Repasando con la vista todo lo que allí se vendía, mis ojos se fijaron en un cartelito en el que se hacía saber a algún posible interesado que en esa tienda se podía trabajar.



La imagen la capté con el móvil, por lo que posiblemente no tenga la nitidez necesaria y deseada. No obstante, por si existen dudas, pongo a continuación lo que podía leerse en el mencionado cartelito.

"Se necesita personal. Varón, menor de 21 años."

Y llega la pregunta: ¿De qué era la tienda?

14.11.06

Personajes del curro: Benito

Benito es uno de los trabajadores más antiguos de la empresa. De hecho, tal es su antigüedad, que su número de técnico es el 3, y actualmente a los que entran les asignan cifras superiores a 3000. Se puede decir que estaba él antes que las puertas de la oficina. Como todos los de su grupo (el de Banca), es un poco autista, puesto que los componentes de dicho grupo, parece que sólo hablan entre ellos, sin relacionarse lo más mínimo con los compañeros que estamos por la oficina. Pero si Benito es famoso por algo en la oficina es por las reparaciones que hace. De él se dice que con un chicle y un destornillador es capaz de arreglar un cajero automático. Aunque nunca he tenido la oportunidad de comprobarlo, ya que como no habla con el resto de compañeros, nunca se lo he podido preguntar.

Pero últimamente a Benito le ha caído una losa. Hace tiempo le dieron el teléfono que antes le pertenecía al que ahora es mi jefe. Por lo tanto, en los primeros días, mucha gente le llamaba preguntando por Raúl. Hasta que llegó el asunto a nuestros oídos. Desde entonces raro es el viernes en el que no le llamamos preguntando por Raúl, poniendo el manos libres del teléfono para escuchar su reacción. Como aquel día en el que le llamó Javi, el del almacén, preguntando por Raúl ("no soy Raúl, soy Benito"), y diciéndole a ver si le podía él ayudar, que estaba tirado en una gasolinera y no sabía qué hacer. Mantuvo la conversación durante cinco minutos en los que hizo un tremendo alarde de improvisación, mientras el otro intentaba darle todo el rato el teléfono de la oficina para quitarse el marrón de encima. Finalmente, Javi accedió a que le diera el número en cuestión que, dicho sea de paso, termina en cinco. Cuando terminó de decirlo, todos los que estábamos presentes escuchando la conversación irrumpimos con un sonoro "por el culo te la hinco, Benito".

O ese otro día en el que le llamó Jose, el antiguo Número 2, haciéndose pasar por un técnico de Valladolid, que esquivó los insultos iniciales de Benito al preguntar por Raúl, sospechando que se trataba de una broma, diciéndole "perdona, Benito, pero no te conozco de nada como para que me insultes así". También se extendió la conversación durante varios minutos y también terminó con el consiguiente "por el culo te la hinco, Benito".

Pero lo más gracioso viene cuando Benito llega a la oficina, y pasa por delante del puesto de Raúl. Con cara de cachondeo y tono de broma, le dice: "¿Qué pasa, Benito? ¿Algún recado?".

12.11.06

Maltrato animal

El otro día contemplé horrorizado unas imágenes en el telediario en las que un tipo apaleaba a su perro sin cortarse lo más mínimo. Dentro de lo que cabe, tuve suerte, puesto que al encontrarme en un bar, lo vi sin sonido y no pude escuchar los alaridos del animal, que por lo que tengo entendido, ponían los pelos de punta. El delito del cánido no fue otro que asustar a las gallinas del hombre, un rústico gallego llamado Juan Lado. Las imágenes fueron tomadas por el veterinario del pueblo, Federico Real. En ellas se ve cómo el tipo le asesta hasta un total de veinticuatro golpes con la correa, mientras el perro sólo se queja, sin hacer el más mínimo amago de defenderse, aparte de que estaba atado, por lo que tampoco podía escapar. No contento con eso, fue a por un palo más grueso, para seguir con su faena y seguir ajusticiando a su malvado pastor alemán. Y aún sin llegar a estar contento con eso, fue a por algo más contundente, como era un trozo de tubería con la que le dio otros veinte golpes. El perro (llamado "Rony") murió por los traumatismos de tal paliza.

Lo sorprendente del caso es que los vecinos del pueblo, Aguiño en A Coruña, apoyan abiertamente al maltratador e insultan públicamente al veterinario. Para defenderle, incluso han dicho que "quién no ha pegado alguna vez a su perro para enseñarle lo que está mal hecho". Espero que por el bien de los animales, lo de pegarles con una tubería para "enseñarles lo que está mal hecho" no sirva como ejemplo, y para eso se siga utilizando el clásico periódico, mucho menos dañino, y perfectamente educativo. Pero la cosa no dice mucho en favor de los vecinos del implicado (¿se le puede llamar asesino?), si defienden este tipo de actitudes. Claro, que si la gente luego mata a sus mujeres o ex-mujeres, ¿de qué nos extrañamos si hacen lo mismo con un "simple" perro?

Rock and roll

Hay que ver con qué gentuza se junta Carlos Tarque, o lo que es lo mismo, el cantante de M-Clan.

9.11.06

Un día duro en la oficina

Hoy, jueves 9 de noviembre de 2006, como todos los nueves de noviembre, ha sido el día de la Almudena, fiesta en Madrid capital, aunque no en el resto de la Comunidad. Esto se traduce, entre otras cosas, en que las tiendas Dia de fuera de la ciudad abrían y, por lo tanto, había que darles servicio. Para ello se ha montado una guardia, a la que me he apuntado por el sencillo motivo de que me pagaban 130 laurencios, que por sólo un día de trabajo no está mal.

Para empezar el día, tenía un aviso en la localidad de Nuevo Baztán, que está, más o menos, donde Cristo perdió el mechero o, lo que es lo mismo, muy lejos. Además, hay que llegar a la población en cuestión por carreteras secundarias, lo cual hace más complicada la labor, si uno tiene la suerte de que le toque un camión delante o un dominguero, tan abundantes éstos últimos en estos típicos días festivos.

Tras la reparación, más costosa de lo esperado, vuelvo a la oficina, donde hay cuatro gatos pringando como yo, entre ellos mi jefe. Me está esperando para ir a desayunar, pues ambos estamos con el buche vacío y no ha entrado ningún aviso por la mañana. De hecho, parece que no hay nadie en Dia para coger avisos, lo cual nos da un respiro hoy, pero quién sabe lo que nos esperará mañana. Nos vamos con Javi (el del almacén, un chaval que es bastante vacilón) y Alfonso (otro jefe de grupo, que lleva muchos años en la empresa y que tiene la particularidad de hablar igual que Jesús Bonilla). Estamos una hora en un bar de la zona, donde nos ponemos, como se dice coloquialmente, como el Tenazas. Después, de vuelta en la oficina y con el otro técnico que estaba trabajando, Alberto, echamos una partidita a un juego de ordenador de ese divertido deporte que se llama golf. Estamos así hasta que llega la hora de comer y volvemos a bajar al mismo bar de antes, donde ahora, eso sí, ingerimos mucha menos cantidad de alimentos, pues el hueco en el estómago es sensiblemente menor al de un par de horas antes. Y es en este momento cuando a Alberto se le ocurre proponer ir a montar en karts, idea a la que me apunto de inmediato, pues es algo que llevo tiempo queriendo hacer. Así pues, tras estar un rato por la tarde en la oficina "para cubrir el expediente", nos marchamos a un circuito situado en la localidad de Morata de Tajuña, donde echamos un par de carreras entre el citado Alberto, mi jefe y yo mismo, y con resultados que no merece la pena reflejar aquí. Y tras la competición, a casa a descansar, que mañana es un día normal de trabajo.

Así es como se ha desarrollado mi guardia de hoy. Entre juegos de ordenador, visitas al bar y carreras de karts. Y 130 euros que me he ganado, oiga.