27.7.05

Cómo cambió mi vida (¿a mejor?)

Verano de 2004. Frecuentes eran mis escarceos hacia la Costa del Sol, a la ciudad andaluza de Málaga, con el noble propósito de visitar a mi amigo Toño y, de paso, aprovechar las playas existentes en la zona. Pero yo no era consciente de hasta dónde podría cambiar mi vida en esos viajes ni a qué ilustres personajes podría conocer allí.

Cierto es que yo tenía (y sigo teniendo) familia en esa ciudad, y no menos cierto es que no le hice ningún caso a esa familia durante mis visitas. Pero a veces el destino tiene formas curiosas de provocar sucesos. Y este caso no sería una excepción.

Todo ocurrió durante mi enésima visita (quizás fuera la enésima más uno, no lo sé), coincidiendo con la famosa y concurrida Feria de Málaga, el mayor acontecimiento conocido de Andalucía, junto con el trofeo Carranza. Yo andaba por ahí con mis amigos Toño y Javi, también conocido como Camisón, con el sano propósito de andar de bar en bar degustando diferentes bebidas, todas ellas alcohólicas. Al grupo se sumaron más tarde dos mozas recias, Marta y una amiga suya de Colmenar Viejo, cuyo nombre no logro recordar ahora (el de la chica, no el de Colmenar Viejo). Y en esas estábamos cuando acudimos a un garito llamado Village green. En un momento dado, yo me puse a hablar animadamente con Marta, mientras que Toño empezó a hacerlo (hablar) con su amiga del nombre misterioso. El pobre Camisón sospechó entonces, inocente como es él, que iba a haber lío entre ambas parejas y le dio conversación a un tipo que andaba solo en la barra. En ese momento le dije yo a Toño en tono jocoso que Camisón estaba hablando con Calamaro, dado el parecido entre el cantante y el nuevo amigo de Javi. Pasado el rato, tanto Marta como su amiga de nombre misterioso decidieron seguir por su cuenta la fiesta y se marcharon, intactas, por si había alguna duda. Nosotros decidimos ir a otro sitio también, para lo cual Javi invitó a Calamaro a venirse con nosotros, algo a lo que accedió gustoso el bohemio bebedor, quién sabe si con la esperanza de volver a ver a nuestras intactas amigas.

Y llegó el momento de las presentaciones. En contra de lo que yo esperaba, el nombre del misterioso personaje no era Calamaro, sino Camilo (cierto parecido hay). Ello me recordó a mi familia malagueña o malacitana, puesto que un primo mío se llamaba del mismo modo, lo cual me llevó a hacerle una pregunta que yo creía absurda, pero que iba a servir para romper el hielo e integrar al solitario bebedor en nuestro selecto grupo. "¿No serás Camilo de Ory?". Me miró sorprendido, y me dijo "sí, ¿cómo lo sabes?". Yo no podía terminar de creérmelo, pensaba que me estaba vacilando él a mí, por lo que le pedí el DNI, como si fuera un vulgar policía. Efectivamente, era él. De entre todas las personas que hay en Málaga durante la Feria, Javi tenía que entablar conversación con mi primo
Camilo, el escritor.

A partir de entonces, la relación que he mantenido con mi familia malagueña o malacitana ha sido más estrecha, llegando a conseguirle piso a Camilo. Piso y movida. Pero eso es otra historia que quizá cuente él en alguno de sus fabulosos libros.

21.7.05

Ahora conoceréis mi verdadera personalidad (Texto de Danilovic)

Son las 11 de la noche y mañana me voy de puente.

Lógicamente aún no he hecho la maleta. Bueno, no es que no la haya hecho, es que ni siquiera he empezado. No es que no haya empezado, es que no sé ni dónde esta la maleta. No es que no sepa dónde está la maleta, es que ni la estoy buscando y lo peor, es que no me preocupa. Mañana me levanto a las 4 de la mañana, porque claro, tendré que hacer la maleta, buscarla, despertar a mi madre, gritar un poco por casa desesperao y meter todo lo que tengo que meter, aunque por supuesto, se me olvidarán la mitad de las cosas.

Pero hay más, me llevo mi bici de carretera, bici que por supuesto he ido a llevar a arreglar el último día, aunque estaba jodida desde hace un mes, y que por supuesto he ido a recoger 2 minutos antes de que cerraran la tienda (es que quería hacer la maleta antes). Bici que, lógicamente, no se dónde meter, porque mi coche tiene un maletero enano, no tiene baca y en algún sitio tendré que llevar la maleta (si la encuentro, claro). O sea, que mañana a las 4 de la mañana, tengo que encontrar la maleta, hacerla, bajar a por la bici, y a por el coche, probar a ver cómo coño meto la bici en el coche sin mancharlo con la cadena, poner la maleta e irme.

Esto es bastante fácil (al menos para mí, porque ya estoy acostumbrado), el único problema es que no le he mirado el aceite al coche y que, por supuesto, no tiene gasolina. O sea, que mañana por la mañana a las 4 de la mañana, después de hacer todo eso, tengo que mirarle el aceite al coche (de noche, por supuesto) y meterle gasolina (si encuentro alguna gasolinera abierta a esas horas). Esto es aún accesible para mí. Pero lógicamente, no he sacado el dinero del banco, por lo tanto antes de hacerlo todo, tengo que ir al cajero a sacar. Aunque claro, esto no es suficiente, porque ya que me he llevado mi bici, me llevo mi ropa ciclista, mis guantes, mis gafas, mi gorro de lana.... que, como podréis entender, los acabo de lavar y están tendidos, empapados en agua, porque los he lavado a mano, ya que mi madre se negaba a poner una lavadora ahora, y me parece que de noche poco se va a secar. Dios sabe cuánto tiempo llevaría esa ropa en el cesto de la ropa sucia y qué cosas se han podido criar allí dentro. Total, que aún estando así, en vez de ponerle remedio a la situación, estoy aquí tan pancho, escribiéndolo, en calzoncillos y con Gran Hermano detrás. Y recordad que soy un hombre en paro y moroso.

Así va el país.

18.7.05

Tiene nombres mil (Leonardo Dantés)

Nuestro idioma es muy rico
muy extenso nuestro vocabulario
y el mismo objeto en muchas ocasiones
tiene nombres varios.

Pero sin duda alguna,
el que más nombres tiene
es el falo, el pene.

Rabo, nabo, picha, polla,
tranca, pija, verga, chorra,
cola, porra, pito, mango,
pilila, minga, cipote, carajo.

Tiene nombres mil
tiene nombres mil
tiene nombres mil
el miembro viril.

Los hay cortos, los hay largos,
los hay gordos, y delgados.
Los hay blancos y morenos.
Los hay bonitos y los hay feos.

Pero con esas diferencias
el hombre nada que ver tiene,
cada uno lo llama como quiere.

Rabo, nabo, picha, polla,
tranca, pija, verga, chorra,
cola, porra, pito, mango,
pilila, minga, cipote, carajo.

Tiene nombres mil
tiene nombres mil
tiene nombres mil
el miembro viril.

17.7.05

Vídeos de primera

Hoy he tenido la oportunidad de ver, en un programa de vídeos caseros de esos que supuestamente deberían hacernos reír, una serie de accidentes de esquiadores y de caídas bastante fuertes, con las risas enlatadas de turno sonando de fondo. Algunas caídas eran realmente escalofriantes, lo cual me lleva a preguntarme dónde se encuentra el límite entre lo gracioso y lo espeluznante. Posiblemente, en las consecuencias del accidente en cuestión.

A nadie le importa ver un percance de un esquiador anónimo despeñándose montaña abajo. No tiene una cara, no tiene un nombre, no se le puede relacionar con ningún conocido. Pero, ¿realmente es gracioso eso? ¿Puede haber alguien que se ría de semejantes percances? Un tío mío murió esquiando en los Alpes en un terrible golpe contra un árbol. Si eso lo hubiera captado un videoaficionado, ¿sería digno de verse en un programa de éstos?

He de reconocer que a mí hay golpes que me hacen caerme del asiento de la risa. Pero son golpes tontos, intrascendentes, que lo único que te puede doler al sufrirlos es el orgullo y, quizás, alguna parte de tu cuerpo durante unos días. Creo que, en mayor o menor medida, a todos nos hacen reír esas situaciones, pero hay que diferenciar un poco entre lo gracioso y lo macabro, o terminaremos grabando en vídeo un atentado como el del 11-M para echarnos unas risas viendo cómo la gente vuela por los aires.

Incluso para los programas de humor hace falta un poco de seriedad.

12.7.05

Que canten los niños

Hace tiempo me enteré de que la hermana de mi amigo Toño, Isabel, estaba embarazada. Más concretamente, hará unos nueve meses, más o menos (más es imposible, así que diremos "menos o menos"). Comenzó entonces una época en la que mi amigo lo pasaba realmente mal mientras estaba en Madrid, por las extrañas manías que adoptó su hermana, como vomitar simplemente al oler el café. Todo ello, según Toño, producto más del cuento que de otra cosa, y que sacaban al pobre chaval de sus (Íker) casillas, lo que le hizo convertirse en más gruñón de lo que ya era (nunca olvidaré la noche de los shawarmas, en la que su mal genio salió a la luz en todo su esplendor).

Ayer yo me encontraba trabajando un poco. Eran las siete y media y estaba en una entretenida ampliación de memoria en una tienda "Dia" de Móstoles, cuando el vibrador de mi móvil se activó. Eso sólo podía significar dos cosas: que me llamaban o que me mandaban un sms. Dado que sonó la música de Star Wars, y más conretamente la música que acompaña a Darth Vader, deduje que era un mensaje. Éste era conciso y directo: "Ya soy tío, nenas". Su procedencia, el móvil de Toño. Por fin una buena noticia.

Quedé con Toño en el hospital. Vi a Isabel. Vi a Pablo, su marido. Y vi a la pequeña Isabelita. Había nacido unas horas antes, así que parecidos a los padres, los justos. Pero daba igual. Es curioso cómo algo tan pequeño puede atraer la mirada de todos los que están alrededor de esa forma.

Mi amigo Gonzalo tiene tres sobrinos. Toño, una. Y yo, que soy el mayor de los tres, ninguno. Ya va siendo hora, ¿no?

Como leones (Texto de Camilo de Ory)

Los leones lo hacen así: el macho más fuerte se aparea con todas las hembras y los otros se limitan a mirar. El león es un animal polígamo que busca cubrir al mayor número de hembras. La leona es monógama y sólo se empareja con el león más fuerte. La metáfora de los leones es el único argumento que sirve para justificar la poligamia masculina sin aceptar la femenina.

Está claro que somos animales. El león es el rey de los animales y por tanto debe ser nuestro modelo. Es más digno compararse con un león que con un perro, por ejemplo. Si tomáramos al perro como modelo de comportamiento sexual esto sería mucho peor que Sodoma. Para un perro la sodomía es una perversión menor: no hay objeto animado o inanimado contra el que un perro no sea capaz de frotarse o que un perro no sea capaz de lamer. La vida sexual del león es más ordenada que la del perro. El apetito sexual desordenado es una fuente de problemas. Es conveniente ordenar los apetitos sexuales: así siempre sabe uno dónde encontrarlos cuando los necesita. El auge de productos como la viagra se debe a que la gente no encuentra sus apetitos sexuales por ninguna parte. No sé de ningún león que necesite tomar viagra.

La poligamia es un reconocido antídoto contra la falta de apetito sexual. Incluso se podría decir que la poligamia es digestiva. Cuando hablo de poligamia me refiero a la poligamia masculina y al hecho de que el hombre mantenga relaciones con varias mujeres, no con varios gamos. Las relaciones sexuales con gamos se consideran perversiones y son inaceptables. Los gamos están bien para verlos correr por la sabana, pero no para retozar con ellos entre las sábanas. El león es el rey de los animales y el hombre polígamo es un rey entre los hombres. El hombre polígamo es respetado allá donde va. Todo el mundo respeta a los mormones, por ejemplo. El que no respeta a un león o a un mormón es que no tiene respeto por la Naturaleza ni por nada.

6.7.05

Hasta el lunes

Todos hemos oído alguna vez eso de que el trabajo dignifica, sin duda espetado por algún desaprensivo o por alguien que se encuentra en su primer día de trabajo (o ambos casos, que no son incompatibles). Yo no sé si dignifica o no, lo único que tengo claro es que si trabajamos es porque no nos queda otra. ¿O acaso la gente seguiría trabajando si tuviera los suficientes ahorros como para vivir holgadamente a lo largo y ancho de su vida, por muy indigno que fuera el no hacerlo? Será muy digno, pero eso de levantarse a las siete y media de la mañana todos los días, no tener la posibilidad de echarte luego una siesta, aunque sea pequeña, tener que aguantar a algún cabrón, con la obligación añadida de ponerle buena cara... será muy digno, pero en algunas ocasiones preferiría ser menos decente y vivir un poco mejor.

Eso por no hablar de trabajar en el coche metido todo el día, y nada menos que en una ciudad como Madrid. Desde que Fernando Alonso irrumpiera en el mundo de la Fórmula 1, algunos nos hemos familiarizado con términos como "chicán", y comprobado la multitud de aplicaciones que hay en la vida cotidiana. Pues no es poco cierto que la M-30 se está convirtiendo en un circuito urbano en Madrid, repleta de curvas imposibles. ¿Será parte de la remodelación que se pretende hacer ante la posibilidad de que esta ciudad acoja las Olimpiadas de 2012?

Alguien debería avisar al señor Gallardón de que el automovilismo no es un deporte olímpico, aunque ello igual le impediría llevarse algún que otro pellizquito. Que el trabajo dignifica, pero pocas veces te hace rico.