9.11.06

Un día duro en la oficina

Hoy, jueves 9 de noviembre de 2006, como todos los nueves de noviembre, ha sido el día de la Almudena, fiesta en Madrid capital, aunque no en el resto de la Comunidad. Esto se traduce, entre otras cosas, en que las tiendas Dia de fuera de la ciudad abrían y, por lo tanto, había que darles servicio. Para ello se ha montado una guardia, a la que me he apuntado por el sencillo motivo de que me pagaban 130 laurencios, que por sólo un día de trabajo no está mal.

Para empezar el día, tenía un aviso en la localidad de Nuevo Baztán, que está, más o menos, donde Cristo perdió el mechero o, lo que es lo mismo, muy lejos. Además, hay que llegar a la población en cuestión por carreteras secundarias, lo cual hace más complicada la labor, si uno tiene la suerte de que le toque un camión delante o un dominguero, tan abundantes éstos últimos en estos típicos días festivos.

Tras la reparación, más costosa de lo esperado, vuelvo a la oficina, donde hay cuatro gatos pringando como yo, entre ellos mi jefe. Me está esperando para ir a desayunar, pues ambos estamos con el buche vacío y no ha entrado ningún aviso por la mañana. De hecho, parece que no hay nadie en Dia para coger avisos, lo cual nos da un respiro hoy, pero quién sabe lo que nos esperará mañana. Nos vamos con Javi (el del almacén, un chaval que es bastante vacilón) y Alfonso (otro jefe de grupo, que lleva muchos años en la empresa y que tiene la particularidad de hablar igual que Jesús Bonilla). Estamos una hora en un bar de la zona, donde nos ponemos, como se dice coloquialmente, como el Tenazas. Después, de vuelta en la oficina y con el otro técnico que estaba trabajando, Alberto, echamos una partidita a un juego de ordenador de ese divertido deporte que se llama golf. Estamos así hasta que llega la hora de comer y volvemos a bajar al mismo bar de antes, donde ahora, eso sí, ingerimos mucha menos cantidad de alimentos, pues el hueco en el estómago es sensiblemente menor al de un par de horas antes. Y es en este momento cuando a Alberto se le ocurre proponer ir a montar en karts, idea a la que me apunto de inmediato, pues es algo que llevo tiempo queriendo hacer. Así pues, tras estar un rato por la tarde en la oficina "para cubrir el expediente", nos marchamos a un circuito situado en la localidad de Morata de Tajuña, donde echamos un par de carreras entre el citado Alberto, mi jefe y yo mismo, y con resultados que no merece la pena reflejar aquí. Y tras la competición, a casa a descansar, que mañana es un día normal de trabajo.

Así es como se ha desarrollado mi guardia de hoy. Entre juegos de ordenador, visitas al bar y carreras de karts. Y 130 euros que me he ganado, oiga.

3 comentarios:

  1. joer, tú sí que sabes. En mi curro aún me deben 13 horas extras que hice (trabajando, no holgando como otros) en septiembre y octubre, y no pienso hacer ni un minuto más hasta que me abonen mi parné (que excede los cien leuros).

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  2. pero mira vos que sacrificado el chico

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  3. la RAE define ese trabajo (por llamarlo de alguna forma) sinecura: Empleo o cargo retribuido que ocasiona poco o ningún trabajo.

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