10.1.07

El jefe

Hoy, por fin, ha nacido el hijo de mi jefe, que se llama Adrián. El hijo, no mi jefe. El crío me ha estropeado la porra que había sobre el día del nacimiento, en la que yo había puesto el día 13 de este mes, coincidiendo hábilmente con mi cumpleaños. Pero se ha adelantado, echando por tierra de este modo mis dotes adivinatorias, tan escasas por otro lado. Todo ello ha conllevado que Raúl (que ese sí es el nombre de mi jefe) haya tenido que salir corriendo dejándome a mí, el técnico conocido como Fermín, al mando de la nave. ¿Es eso aconsejable? No lo tengo claro del todo, pero así ha sucedido.

Mi primera decisión como jefe ha sido la de bajarme con los compañeros a desayunar. Allí hemos empezado a vacilar a Alfonso, camarero del mesón La Oreja, bar en el que, si uno permanece durante más de media hora seguida, puede tener la absoluta certeza de salir oliendo a fritanga. Al principio, dado que íbamos a pedir todos bocadillos, nos ha advertido de que no le quedaba bacon. Así pues, he pedido un bocadillo de bacon con queso, broma que han seguido mis compañeros. Así que nos ha dicho que no nos preocupáramos, que le diéramos dos minutos, tras los cuales ha aparecido el carnicero del Caprabo de enfrente con bacon. "Venga, entonces qué queréis". "Bocadillo de lomo con queso", he dicho yo, lo que han seguido todos estos.

De vuelta en la oficina, he procedido al reparto de trabajo entre mis compañeros, con mayor o menor dificultad de encajar las rutas. La mañana ha transcurrido tranquila. Aburrida más bien, si no fuera por el aluvión de llamadas que he recibido a partir de la una y cuarto de la tarde. Quizás la gente no supiera que me podían llamar también antes de esa hora. Las he solventado con mayor o menor acierto y me he ido a comer. Y ha sido por la tarde cuando me he encontrado con el mayor problema.

Por todos es conocido que los ordenadores dan problemas. Todo tipo de problemas. De diversa gravedad. Hay errores subsanables, otros en los que hay que formatear el disco duro, perdiendo así los datos existentes. Errores en los que hay que tirar directamente el disco duro a la basura más cercana. Pero nunca me había encontrado con un error así. El técnico que estaba en la tienda ha hecho una foto de lo que ponía en el visor, puesto que ni yo ni los que estaban a mi alrededor terminábamos de creerlo. Bueno, es que ni siquiera empezábamos. Gran sorpresa hemos tenido cuando he recibido la siguiente fotografía en el teléfono móvil:





¿Cómo se soluciona ese problema? ¿Hay que llamar al técnico o al exorcista? ¿Tendremos que llevar en el maletín de las herramientas un bote de agua bendita junto al de 3 en 1? ¿Un crucifijo al lado de los destornilladores y alicates? ¿Tendremos que gritar en mitad de la tienda aquello de: "En el nombre de Dios, sal de esa cpu"?

1 comentario:

  1. Eso del error ése lo arreglo yo con dos chicles de fresa y un clip de color verde.

    Inútiles.

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