Hoy ha sido un día horrible, realmente para olvidar. Y no porque tuviera que volver al trabajo tras una semanita de vacaciones. Ni porque hubiera más avisos que nunca, lo cual ha hecho que no diéramos abasto. Ni por las complicaciones que iban surgiendo a medida que avanzaba el día, que no nos permitían realizar nuestro trabajo como quisiéramos. Ni por la horda de cucarachas que me estaban esperando en una tienda debajo de un escáner (mi primer pensamiento ha sido ponerme a gritar, pero en un alarde de hombría me he mantenido firme, aunque sin saber qué hacer con ellas). El día ha terminado aún peor cuando he llegado a casa y he visitado el blog de Ragazza. A estas alturas de la vida, me imagino que seréis pocos los que no sabréis o supondréis que entre esta chica y yo hay una relación que va más allá de una mera amistad. Hay amor. Y por eso, que se moleste conmigo me duele más que lo haga cualquier otra persona. Y el caso es que se ha molestado, debido al post que escribí titulado "Acoso... ¿y derribo?". En él, mi intención era compartir con mis (pocos) lectores una situación incómoda que estaba sufriendo, pero ella se lo ha tomado por donde no pensaba yo y se ha llevado una fuerte decepción, aunque aún no alcanzo a entender el motivo. Ha decidido que nuestra "relación" ha terminado debido a ello, lo cual me duele aún más, dado que no he llevado a cabo ningún acto que le pudiera hacer sentirse así de mal, y ha sacado conclusiones precipitadas sobre mi persona y mi conducta. De nada sirven los buenos momentos que hemos vivido, las risas que nos hemos echado, las palabras de calma cuando estaba alterada. De nada. Todo se ha ido al traste por un simple comentario que, para colmo, ni siquiera era del todo cierto y que sólo utilicé para darle un poco más de sentido al relato. Por eso no considero justa esa decisión que ha tomado, especialmente sin dejarme la oportunidad de poder explicarle algunas cosas que le puedan dejar claro cómo soy.
Siempre he pensado que todo el mundo tiene derecho a una defensa. Si la tienen asesinos, violadores y gente así, ¿no me merezco yo una? Al fin y al cabo, repito, yo no he hecho nada.
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Me parece que no existe motivo alguno por el que debas pedir disculpas, malandret. Nada de lo escrito es una ofensa, y ella deberia darse cuenta. Quiza el problema sea la edad...
ResponderEliminarEn ese caso, la solucion es paciencia y alguna que otra explicacion para calmar los animos.
Y si esto no da resultado (a pesar de tu perseverancia, pq pesao puedes serlo un rato :) ), es que no valia la pena.
No puedes luchar con fantasmas ajenos... Me explico? Besitos pa tus pupitas amorosas.
Creo que el problema no es tuyo, es de ella. Es ella la que tiene celos y se siente insegura, la que se ha construído todo un relato a través de retazos de información y rellenando los huecos que la faltan con sus miedos y fantasías. Y es quien debe descubrir que no hay príncipes azules sino personas. Las historias que nos cuenta Meg Ryan quedan más o menos bonitas en el cine pero en comparación con las de la vida son un asco. Y eso se aprende vivendo.
ResponderEliminarSaludos.
Lo que sigo sin comprender, ragazza, es por qué se han derrumbado esas esperanzas, porque yo sigo siendo el mismo desde hace unos meses hasta ahora. Pero vamos, eso es algo que preferiría hablar contigo en privado. Por mi parte, no ha pasado nada y mis sentimientos son los mismos (cielo).
ResponderEliminarPues hale, aquí paz y después gloria. ¿Te retomo como cuñada?
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